ACOSO ESCOLAR

 


El acoso escolar. Una palabra que cada vez que cierro los ojos me da un vuelco al corazón, porque realmente las personas que hacéis esto dándoos cuenta o no, puede llegar a MATAR a una persona, como una vez sucedió en mi colegio.

Siempre he sido una niña muy sensible por las circunstancias que había vivido en mi casa, tenía miedo a la gente y podría decirse que era "débil", aunque no me guste poner etiquetas, pero yo lo pensaba así.

Cuando empecé el cole, hacia los tres años, me hice muy amiga de dos niñas que iban a mi clase y éramos por así decirlo el "grupito de tres". Ellas eran muy buenas conmigo y me defendían de los niños que me pegaban y me quitaban la merienda a la hora del recreo.

 A veces, cuando ellas querían ir a jugar y yo no me atrevía, pasaba los recreos con una profe y otra niña, que era aún más tímida que yo (siempre recordaré su nombre), para evitar que los demás niños nos pegaran a ambas y nos quitaran la merienda. 

Por aquel entonces yo no hablaba absolutamente nada, solo con mis amigas. Los profesores no conocían mi voz y siempre me hacía pis de los nervios que pasaba en el colegio porque se metían conmigo.


Después, a los cinco años, me mudé a las Islas Canarias. Por aquel entonces ya hablaba un poco e hice amigas, pero cuando yo pensé que era feliz, de repente una de ellas empezó a meterse conmigo un par de años y arrastró a la otra con ella. 

Me hacían de menos contándose secretos y riéndose de mi, y por un tiempo, me apartaron. Después esa niña se fue del colegio y el problema digamos que pasó por unos meses. Hasta que en tercero de primaria me tocó en una clase diferente con gente que ya conocía y gente nueva. Para no enrollarme mucho, dos niñas me hicieron lo mismo. Y la clase solamente estaba bien conmigo si yo estaba amigada o me volvía a aceptar como "su amiga". Entonces ya me invitaban a los cumpleaños y a ver pelis de Disney Channel en casa de las demás.


En sexto de primaria, tuve la suerte de llegar a Asturias en el segundo trimestre. Al principio me sentí como en casa ya que los niños me recibieron muy bien y me ayudaban en todo. Aquella época fue la época más feliz de mi vida. Cuando conocí a mi primer amor, viví cosas muy intensas y me empezaron a llegar cosas buenas. Recuerdo una excursión en la que podíamos ir con ropa de calle y yo me puse lo más guapa que pude porque me gustaban dos primos que iban a la otra clase. 

 Estaba feliz, tuve mi primer novio y no sabéis lo mucho que me enamoré, yo creo que fue la única vez en mi vida que me enamoré tan intensamente.

Al principio me gustaba uno de los primos, pero yo no le gustaba. Le gustaba al rubio. Uno era rubio y otro moreno, para poneros en contexto.

En primero de la ESO fuimos de excursión a bajar el río Sella y ahí fue cuando me empezó a gustar el primo rubio. En conclusión, ahí empezó mi historia de amor preadolescente.


Hacia finales de primero de la ESO o segundo, unas niñas decidieron hacerme partícipe de su grupo de amigas, así que pasé a formar parte. Fueron años felices aunque es cierto que algún problemilla tuvimos, pero nada importante. Dejaron un tiempo de hablarme (no recuerdo el porqué) pero un día empecé a llorar en clase diciéndoles que las echaba de menos y volvieron a amigarse conmigo.

Los años siguientes por fin parecía que encajaba en un grupo, y éramos nosotras contra el mundo.

Hasta que llegó cuarto de la ESO. Habían removido las clases, y me tocó con gente diferente a la de los anteriores cursos. solamente estaba una amiga mía, aunque con suerte me empecé a llevar con muchos otros.

Por lo menos hubo un periodo de este curso en el que me lo pasé demasiado bien. Vivía de sábado en sábado y tenía ganas de que llegase el lunes porque a la hora del recreo nuestro grupo se había hecho con un espacio con sofás y sillas solo para nosotros, y ahí compartíamos nuestras vivencias del fin de semana.

Hasta que yo misma no supe cuál fue el problema (a día de hoy sigo sin saberlo), que por algún motivo empezaron a despreciarme y nos empezamos a alejar. 

Pero la noche en la que no volví a ser la misma, fue la de la famosa fiesta del tenis. Fue la noche más horrible de mi vida.

Por aquel entonces tenía quince o dieciséis años y como todo adolescente, estaba un poco "desmadrada".

Esa noche, tras pillar a mi novio poniéndome los cuernos, me lié con un chico que le gustaba mucho a una de ellas, pero yo no lo sabía ya que nos habíamos distanciado muchísimo y nadie me ponía al día de las cosas. Se enfadó conmigo, como es evidente y yo la seguí al baño jurando y llorando que yo no sabía nada. Ella finalmente me comprendió.

Salimos del baño e ipso facto fui a abrazar a un amigo al que yo simplemente veía como un amigo porque sabía que a una del grupo le gustaba. Mis intenciones desde luego no iban a ir a más. simplemente necesitaba abrazar a alguien y me salió de esa manera, al primero que me encontré. 

Después entré al interior y vino una chica ajena al grupo a pegarme. Me cogió de los dos brazos y me clavó las uñas mientras me insultaba. Yo también me defendí y tuvieron que separarnos.


Ese día volví a casa, me tumbé en la cama y el colchón se hundía conmigo.  A partir de esa noche dejé de ser "Malena feliz" y me convertí en Malena depresiva con trastornos de ansiedad, ataques de pánico e ira.

En el colegio lo sobrellevé un tiempo. Me quedé completamente sola, sin amigas. En los pasillos se reían de mí y en clase al salir a la pizarra me llamaban "rata" o volvían a reírse de mi.

Tengo muy presente un recuerdo que me marcó para toda la vida. Un día en clase de matemáticas, el profesor dijo que iba a dar dos enhorabuenas. La primera fue para un chico de clase y todos comenzaron a aplaudir, hasta que dijo el profesor que la segunda enhorabuena era para mí, ya que había sacado una nota decente en matemáticas cuando solía suspender todos los exámenes. TODA LA CLASE SE QUEDÓ EN SILENCIO, hasta el profesor se percató. 

Me sentí como si me hubieran dado una puñalada en la boca del estómago, pero aún así saqué mi falsa sonrisa y pasé por delante de todos mis enemigos para ir a recoger mi examen. A simple vista no se veía que estaba sangrando por dentro, pero la verdad es que tenía una hemorragia interna, por así decirlo.

Volví a sentirme un bicho raro. Día sí y día también tenía ataques de pánico pero más o menos lo sobrellevaba ya que me aferré a lo único que sentía que tenía en ese momento, el ballet. Cuando entraba por la puerta de aquella academia, mis problemas los dejaba fuera y me apoyé muchísimo en las chicas que bailaban conmigo.

Un día estaba en mi academia, en clase de música, y la cabecilla del grupo empezó a llamarme por teléfono y yo le puse un mensaje en el cual decía que qué pasaba, que estaba en clase. Ella me dijo que quedásemos para hablar y mi abuela y mi madre me llevaron hasta allí, donde estaban todos. Les pedí por favor que no se bajaran del coche, que eso lo arreglaba yo sola.

Eran como nueve personas en contra de mí, echándome en cara cosas y yo me humillé hasta tal punto pidiendo perdón, que empecé a llorar. Entonces fue cuando mi abuela y mi madre intervinieron porque me estaban machacando, la cabecilla del grupo la que más evidentemente. Una de mis ex-amigas salió corriendo y tras esa discusión me enfadé muchísimo con mi madre y mi abuela por haberse metido, pero ahora, viéndolo desde otra perspectiva, si a mi madre le hicieran lo que me hicieron a mí esa noche, actuaría como ella, y por eso no las culpo. Ver a una hija y a una nieta sufrir de tal modo debería estar prohibido. 

Pero aquí no acaba la historia, yo intentaba luchar y luchar para poder finalizar el curso aprobando. 

En clase de informática, el que le gustaba a la cabecilla del grupo, que ahora ya eran novios, me vino a reprochar algo y, de lo saturada que estaba, le di una bofetada y comencé a "liarlas" en clase, hablando con la directora y demás.

Porque después del incidente de después de la clase de música, se inventaron que mi abuela echó a correr detrás de una de mis ex- amigas y lo exageraron todo. Metieron a mi familia de por medio.

La gota que colmó el vaso fue cuando, tras ir mi madre a hablar con el ex novio que me había puesto los cuernos y él empezar a gritar como si le hubiese hecho algo, con la cabecilla del grupo delante, o más bien me voy a referir a ella como el cáncer del grupo, que para mi es un término más apropiado, me fue a recoger en coche al día siguiente al colegio y, al ir a arrancar mi madre, el ex (el segundo cáncer del grupo), le dio una patada al coche. Entonces empecé a llorar y le pedí a mi madre que no saliera.

Al día siguiente se empezó a correr el rumor de que mi familia y yo estábamos locas, que mi madre le había intentado atropellar, cuando yo misma fui testigo de lo que había pasado.

Eso acabó conmigo totalmente. si me querían descuartizar, me descuartizaron en ese momento y dejé de ir al colegio, salvo a los exámenes. 

A partir de ahí el acoso pasó a ser en la calle. Me esperaron una vez donde mi academia de baile, y a mi madre y a mi abuela empezaron a hacerles burla y a reírse de ellas cuando me iban a buscar a la academia. 


Dejé de salir por un tiempo y me centré en el ballet, aunque me dejaron sin autoestima ninguna y tardé años en recuperarme de aquello. 

A día de hoy me he visto con el cáncer del grupo un par de veces, y, al igual que yo perdoné a las demás por quedarse calladas cuando me estaban acosando y ellas también me perdonaron ciertas cosas porque YO TAMPOCO FUI UNA SANTA, aunque el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra, aún la desprecio y no quiero saber nada ni de ella ni de ninguno de sus "súbditos" aunque estoy segura al 100% que esta chica  en ningún momento pensó que estaba haciéndomelo pasar tan sumamente mal y apuesto lo que sea a que no se ha dado cuenta de que en su tiempo fue la acosadora.

aún me duelen escribir estas palabras, m pero tengo que dar las gracias, porque desde ese momento nunca me volvió a pisar nadie, y lo intentaron. A día de hoy no me sopla nadie y estoy agradecida de haber pasado por todo esto.


Evidentemente aún no puedo hablar sobre el perdón ni el rencor en este blog, porque sería de hipócritas dar lecciones cuando ni yo misma las he aprendido aún. Esas personas para mí son escoria y les he hecho cruz y raya, ya que me auto lesioné y quise matarme 100 veces. Cosas que la gente no ve pero están ahí.

Y es cierto que tuve mis errores, pero jamás se lo desearía ni al peor de mis enemigos. Además parte de la culpa fue mía, que me dejé machacar y por el miedo no tuve el suficiente valor para enfrentarme debidamente.

Hasta que recuperé mi autoestima y mi seguridad pasaron años. Concretamente hasta primero de carrera, cuando Dios me puso delante a otro cáncer del grupo, al que supe cómo manejar sin que me afectara.

Y hasta aquí la historia. 

Pd: gracias a esa amiga de toda la vida que estuvo ahí cuando yo estaba tan mal a pesar de que su novio le dijera que dejara de llevarse conmigo porque estaba loca y a ese amigo, al que sin querer hice daño, que me escuchó cada día y llamó a mi familia para que anduviesen pendientes de lo que hacía, porque me quería suicidar. GRACIAS.

Comentarios

  1. Gracias Malena por ser tan valiente y atreverte a publicar esta etapa de tu vida, que por desgracia, muchos adolescentes sufren, sin que nada se pueda hacer al respecto pues son menores de edad y está muy bien que se proteja al menor, Pero estas cosas no se pueden consentir, por desgracia muchas adolescentes se quitan la vida por estos machaques físicos y psicológicos. Gracias por darle visibilidad a este tema. Y si esas personas que te hicieron tanto daño lo llegan a leer, espero que te pisan un perdón y te recompense por tanto daño. Un abrazo muy grande bonita✨😘

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