LA INFANCIA
He de empezar diciendo que comencé a escribir este blog de una forma contradictoria. Por una parte, de manera altruista, con el objetivo de intentar tener repercusión en aquellas personas que sienten que no encajan en este mundo, para aquellas que se culpabilizan, están sufriendo o tienen un vacío en el pecho que les parece imposible rellenar. Como a mí me ha pasado y me sigue pasando.
Por otra parte, es una manera egoísta de poder sentirme yo también mejor y que nos acompañemos mutuamente en nuestro proceso de recuperación. Porque sí, esto es un proceso. A veces más lento y otras veces más rápido. Pero recordad que es un "por ahora". ¿te sientes triste? sí, pero por ahora. ¿Sientes que no puedes más? Sí, pero por ahora.
Normalmente cuando una persona nos pregunta "¿quién eres tú?", respondemos con nuestro nombre. pero nuestro nombre no define quienes somos o dejamos de ser. No define ni el pasado, ni el presente, ni el futuro.
En este "capítulo I", como a mí me gusta llamarlo, os explicaré un poco quién soy.
Soy una chica de veinte años que viene a contaros una historia de caídas, resiliencia y más caídas (y aún más resiliencias).
La infancia. Una palabra esencial en nuestras vidas, donde se construyen los cimientos de la casa que vamos a ser el día de mañana.
Yo soy partidaria de que venimos al mundo con unas ideas innatas. Pero esas ideas, y esa personalidad, se modifican según el entorno en el que crezcamos.
Yo nací cuando mis padres estaban "empezando la casa por el tejado". De una forma un tanto desestructurada.
Sobre los tres años, empecé con problemas de ansiedad y miedos. No hablaba con nadie. Era una niña retraída con un montón de pensamientos que no se atrevía a expresar, ya que uno de mis progenitores me estaba enseñando a que, coloquialmente, "callada estaba más guapa". No me lo decía exactamente con esas palabras, pero sí con amenazas y de ahí nació mi incesante tormenta de miedo.
Recuerdo esconderme debajo del hueco de las escaleras del dúplex que teníamos por aquel entonces y oír a mi otro progenitor llorar y tener ataques de nervios.
Después, la cosa se complicó un poco más, con temas legales y juicios y más juicios por mi custodia.
Me solía poner enferma habitualmente con vómitos y dolores de estómago y mi madre y mis abuelos, preocupados por mí me llevaban constantemente al médico. Hasta que dieron con mi diagnóstico. Era psicológico. mi cuerpo se pasaba las veinticuatro horas del día en alerta, y eso me lo producía.
A los ocho años, me pasé meses sin ir a clase debido a una fobia al vómito. Relacionaba la comida con el acto de devolver, y por más hambre que pasaba, mi cuerpo sentía terror al meter un trozo de comida en la boca.
En esta época (desde los tres a los ocho años) fui de psicólogo en psicólogo como el juego de la oca. por los temas judiciales de mis padres.
Tenía la sensación constante de que me estaban analizando. No sabía qué decir, ni siquiera qué gestos hacer, porque me sentía como si me estuvieran poniendo nota.
Cuando me detectaron la Emetofobia, me llevaron a la famosa clínica ¨López Ibor", una de las más famosas de España.
Primero pasé por neurología para comprobar si tenía o no algún daño cerebral que explicara esas cosas tan "extrañas" que me pasaban. Mi cerebro estaba bien. Ningún daño, ninguna enfermedad mental. Solamente me dijeron que toda mi vida iba a convivir con fobias. se me pasaría una y cogería otra.
Cuando volvimos de Madrid, me había quedado tan delgada y deshidratada que, a parte de que mi fobia se había hecho realidad (ya sabéis a lo que me refiero), no podía caminar. Recuerdo que me llevaron por el aeropuerto en silla de ruedas porque no era capaz.
Mi familia se decía por dentro "la perdemos, no llega al hospital", pero a mí nunca se me pasó por la cabeza ese pensamiento. Me aferré tanto a la vida, que no se de dónde saqué la fuerza.
Cuando llegamos al hospital, me ingresaron, como era obvio, por anorexia nerviosa. Pero yo era consciente de que mi problema no era solo ese, sino todo lo vivido desde que nací. Por algún lado tuve que explotar.
Después de aquello me recuperé, aunque el miedo a vomitar sigue siendo parte de mí, pero no con la misma intensidad.
Después he tenido a lo largo de mi vida bastantes situaciones de bajones y depresiones. Pero hasta aquí el primer post, que si no es demasiada información.
Lo que pretendo tratar en este blog son temas de ansiedad, agresividad, rencor, dudas, inseguridades, trastornos alimentarios (también se dice así), depresiones, bullying, cuestiones que hoy están al orden del día, además de tips que os puedan ayudar, estrategias que he ido aprendiendo a lo largo de mi vida, sobre autores, psicólogos y psiquiatras maravillosos.
Pd: todo esto lo cuento desde mi humilde conocimiento y experiencia personal, ya que no soy estudiante de medicina ni de psicología pero solo quiero aportar mi granito de arena para ayudar aunque sea a unas pocas personas.
¡Muchas gracias lectores!
Te animo a que sigas escribiendo para ayudar a otras personas, Gracias
ResponderEliminar